“Bueno, realmente es diferente”, pensé cuando intentaba sacar de su caja el altavoz Golden Ear Aon 3. Normalmente lo hago presionando con ambas manos los lados de la carcasa, pero me di cuenta de que las paredes de la carcasa no eran sólidas sino que estaban cubiertas de tela. Descubrí, mirando fotos en internet, que tenía radiadores pasivos montados en los lados de cada flanco de la carcasa de los altavoces.
No es el primer altavoz de estantería cortado en forma de obelisco que me encuentro, pero ciertamente es uno de los que tiene una construcción más inusual. La carcasa está cubierta en su mayor parte de un tela de rejilla, al estilo de los altavoces Mirage, y lo que no está cubierto parece de un hermoso negro brillante aunque sea de plástico (¡porque es plástico!).
Tendrías que abrir las tapas de arriba y de abajo de los altavoces para poder quitar la tela de rejilla (parecida a unas medias), hay una tira tensora (no unos ligueros) para soltar y aflojar la tela y permitir extraerla). Le quité la tapa de arriba solo para poder bajar la rejilla y dejar al descubierto los drivers, que describiré en la siguiente sección. Pero antes vamos a hablar un poco de los fabricantes.
Golden Ear no es una empresa muy antigua, se fundó en 2010, pero sus directores llevan siglos en este mundillo, uno de ellos como co-fundador de Polk Audio en los 70, y luego estuvo en Definitive Technology a principio de los 90. Dicha persona, el diseñador Sandy Gross, lleva en esto desde hace 40 años.
Aunque es una empresa estadounidense con oficinas en Maryland, el trabajo de corte del MDF se hace en Asia (un modelo de negocio que permite a los diseñadores estadounidenses llevar sus diseños al mercado con un precio más bajo (o por lo menos, más competitivo, si la compañía está dispuesta a reducir sus beneficios), y respetando los estándares de fiabilidad esperados.
Componentes
El Golden Ear Aon 3 está construido en su mayor parte de MDF. Su forma inusual está basada en estudios de ingeniería y no es meramente una cuestión de diseño (resulta que la forma ahusada y los laterales no paralelos reducen la reflexión de las ondas estacionarias). No es que yo sea muy partidario de este tipo de estética, prefiero el maravilloso acabado en forma de laúd de Sonus Faber. Quizás tú puedas ver la belleza donde yo no soy capaz.
Las medidas de un solo Golden Ear Aon 3 son 356 x 228 x 280mm (altura/anchura/profundidad) y pesa unos 9,2 kg. En términos de unidades de drive, para los agudos tenemos un tweeter Heil Air Motion Transformer de cinta doblada y alta velocidad (HVFR), emparejado con un driver de medios-graves de 177mm, aumentado con dos radiadores pasivos de 200mm montados en dos laterales. Los tweeters de cinta tienen fama de ofrecer una excelente paso hacia la alta frecuencia, consiguiendo un nivel de detalle al que la mayoría de los tweeter de cúpula metálica solo pueden aspirar.
Se conecta con un solo cable, así que los fans del cableado doble tendrán que buscar en otro sitio si, por algún motivo, es un requisito primordial para adquirir un par de altavoces.
El fabricante especifica la sensibilidad del Golden Ear Aon 3 en 90dB (supuestamente medido con una entrada de 2.83V, medida a 1m), con una impedancia compatible con 8 ohmios. La potencia sugerida de amplificador comienza con 10 vatios por canal con un límite superior de 250 vatios, así que a este altavoz no le preocupa que le den caña si el usuario tiene en mente subir la potencia y llevarlo al límite. Durante el periodo inicial de prueba, monté los Golden Ear Aon 3 en cuatro pilares estándar de 61cm llenos de arena, que puse a 35 cm de la pared. La primera impresión que tuve fue que el sonido del altavoz era mucho mayor que la carcasa que te aconsejan.
Luego probé a situarlos en lo alto de los pedestales que normalmente ocupan mis fabulosos Sonus-Faber Guarneri, colocados a unos 55 cm de la pared. A los Golden Ear Aon 3 no parecen gustarles los cables de núcleo sólido, así que usé unos cables Cable Talk Talk de cobre, antiguos pero todavía fiables. En términos de potencia a estos pequeños les gusta poder disponer de más, así que yo (acertadamente) les suministré fracciones de unos 120 vatios combinados con una configuración de un tercio de triodo- dos tercios de pentodo apta para el amplificador Baron de Mesa. Usé las configuraciones de retroalimentación cero y mínima.
En concierto
Hay altavoces pequeños que parecen llenar una sala sin esfuerzo y sin que el sonido parezca forzado o tenso (dentro de unos límites realistas, claro), y los Golden Ear Aon 3 están dentro de esta categoría. Entre sus puntos fuertes se encuentran una gran acústica con un entorno acústico natural y espacioso, y unos agudos prolongados y muy detallados.
El rango medio también es bueno, las voces humanas y los instrumentos acústicos tienen un timbre natural y están bien reproducidos. Sin embargo, si estamos acostumbrados a utilizar monitores tipo BBC, como el viejo S20 de Spendor o el HL5 de Harbeth, o quizá incluso hasta los clásicos italianos que ofrece Sonus Faber, me inclino a aceptar el argumento de que los Golden Ear Aon 3 no los igualan en sensación de naturalidad.
La salida de graves era fuerte, y su cuidadoso emplazamiento recompensa al oyente. Aunque sonaba firme y con un ritmo limpio, quizá no era tan firme y dinámico como lo esperaba. Reprodujo hábilmente los graves de las melodías, pero la calidad de la reproducción depende del programa.
Las regiones más bajas eran impresionantes, con los graves ralentizados como en Chuck E’s In Love del álbum debut de Rickie Lee Jones. Aunque cada par de radiadores pasivos montados en los laterales del Golden Ear Aon 3 ayudan a extender los graves y proporcionar un grado extra de energía, por alguna razón descubrí que el Golden Ear Aon 3 parece adorar la música de piano (cuando está bien grabada). Aspectos como la ejecución, el sostenimiento y el desenlace eran sorprendentemente realistas y creaban la ilusión de la presencia tridimensional de un gran piano en la sala. En este aspecto me recordó a un altavoz que había deseado poseer hace años pero que no tuve por falta de fondos, el Julia Reference de Moratori, fabricado en Australia, el cual, casualmente, también utiliza un radiador pasivo para conseguir reproducir mejor los graves (desde su caja diminuta).
Lo que hace que el Golden Ear Aon 3 parezca mejor que la mayoría de los altavoces, y no solo por el precio, es que mantiene las líneas de sonidos de forma individual dentro de grabaciones congestionadas y concurridas, haciendo relativamente fácil distinguirlas y centrarse en ellas (si uno quiere) sin que te abrume el resto de la mezcla. El pop moderno y las grabaciones comerciales son los que más se benefician de la cercanía al micrófono de los distintos instrumentos, pero es un altavoz estupendo para escuchar mejor, por ejemplo, todos los pequeños detalles de canciones como When I Kissed The Teacher y Take A Chance On Me de ABBA.
Elogios
En cuanto a gustos, los altavoces son de lo más subjetivo. Ninguno es perfecto, pero pocos dan tanto por tan poco precio como los Golden Ear Aon 3. Sin duda hay que tenerlos en cuenta y, en mi opinión, deben estar en la lista de cualquiera que esté buscando comprar un altavoz pequeño en este rango de precio.
Este artículo ha sido traducido y adaptado por el equipo de Audio y Cine. Puede leer la entrada original en este enlace.