Tradicionalmente, las barras de sonido siempre han estado en un término medio. Pasaba lo siguiente: renuncias a algunas expectativas (a saber, que no conseguirás nada remotamente parecido a una imagen de sonido estéreo decente para la reproducción de música o un verdadero sonido envolvente para las películas) y a cambio obtienes cosas como una instalación simple y sencilla y un diseño que combina con muy bien tu pantalla plana. Y todos felices… o casi.
De hecho, para aquellos con espacios pequeños para el cine en casa y una alergia grave a los cables, los sistemas de barra de sonido han sido un buen chute de cortisona y una opción sólida, algo así como “suficientemente bueno” desde hace años. A esto se añade el hecho de que, independientemente de su precio, casi siempre son mucho más eficaces que los pequeños y tristes agujeros para el sonido de la parte inferior de tu HDTV (y ya puedes ver por qué han seguido prosperando)
La barra de sonido GoldenEar SuperCinema 3D Array no viene con su propio subwoofer inalámbrico, te recomendamos el subwoofer ultra compacto ForceField 3 o el ForceField 4 (ambos son modelos pasivos lo que significa que necesitarás un receptor A/V para la alimentación) Si estos dos requisitos no son un obstáculo, y no deberían serlo, te aseguro que la recompensa es inmensa.
La barra de sonido GoldenEar SuperCinema 3D Array borra por completo los prejuicios que pudiésemos tener sobre las barras de sonido sino que demuestra que una matriz de altavoces de 2,7 pulgadas de ancho por 49 de largo puede sonar tan bien como (si no mejor que) un par de enormes altavoces estéreos. En resumen, es tanto un triunfo de la ingeniería como y, más importante aún, uno de esos raros productos que pone patas arriba toda su categoría.
De nuevo, nada de esto es evidente sólo mirando el SC3DA. En cuanto a su diseño, esta barra de sonido se asemeja a muchos otros sistemas extraplanos actualmente en el mercado. Tiene el actual acabado en color negro mate, y con 4,75 pulgadas de altura queda muy bien delante de la mayoría de televisores de alta definición sin interferir la imagen. Sin embargo, un examen más detenido revela cuánto esfuerzo se ha puesto en esta barra de sonido. Ya sea por la superficie con un hermoso acabado de aluminio extruido (de uso en el sector aeroespacial), por el bafle o los terminados de las tapas infundidos de polvo de mármol, todo encaja perfectamente y da la sensación de ser sólido como una roca.
Retira la parrilla magnética y descubrirás otros accesorios de alta gama, como los seis drivers de 4,5 pulgadas de graves de rango medio junto con los tres tweeters de cinta plegada y alta velocidad de GoldenEar. Estos últimos utilizan diafragmas magnéticos planos plegados en lugar de las tradicionales cúpulas. Éstos se expanden y contraen como un acordeón para producir sonido. La ventaja es que debido a que estos tipos de tweeters tienen una mayor área de superficie, también pueden producir más sonido con menos movimiento. Lo que, a su vez, aumenta la eficiencia del driver y minimiza la distorsión.
Decidí empezar por todo lo alto, con explosiones. Bueno, en realidad con un montón de explosiones (y golpes y chillidos) y luego algunas explosiones más. Iba a utilizar uno de los álbumes más complejos y castigados en que podía pensar (The Seer de Swans) que me imaginé que sería una buena prueba para ver cómo de eficiente, musicalmente hablando, era realmente esta matriz 3D. El álbum es una especie de prueba de resistencia tanto para el oyente como para los altavoces, ofreciendo una amplia gama de instrumentación y estilos (desde paisajes sonoros electrónicos a las grabaciones de campo aleatorio, pasando por tambores tribales al canto coral y la delicada guitarra folk acústica). Oh, y también hubo un motor a reacción. En mi experiencia, hay pocos álbumes mejores para exponer las debilidades de un altavoz.
Después de escuchar el álbum dos veces (¡uf!), fue difícil encontrar un solo fallo con la matriz de audio 3D del GoldenEar SuperCinema. Los zumbidos espeluznantes de Jarboe en “Piece of the Sky” y “The Seer Returns” sonaba absolutamente cristalina y contrastaba muy bien con el frágil ronroneo de la vocalista invitada Karen O en el tema country “Song for a Warrior”.
Y luego está el sonido. Estamos hablando de un enorme abismo envolviendo cada rincón de mi habitación de tamaño mediano. El subwoofer de Clase-D GoldenEar ForceField 3 es mucho más, mucho más de lo que parece por su tamaño.
Para terminar usé “The Apostate”, una composición rock de 23 minutos llena de silbidos, aullidos, vibrantes cuernos, tambores implacables y toques de campanas que sonaba como si el apocalipsis saliese en torrente del SC, sin duda justo de la manera en que el líder de los Swans, Michael Gira, pretendía.
Pasando a un rock más sencillo utilicé el nuevo single de Tomahawk “Stone Letter”, los altavoces demostraron ser igual de envolventes. El amenazante susurro de Mike Patton sonaba mejor que nunca, como si reverberase a través de la habitación antes de que lo siguieran los coros llenos de aullidos de la canción.
Incluso los álbumes que tienden más a lo electrónico, como el melódico «Lost in the Game» de Kid606, sonaba poco menos que increíble, con su mezcla cinematográfica de sintetizadores melancólicos y zumbantes notas de órgano envolviéndolo todo en una bruma de sonido depresivo.
Parte de la clave de todo este esplendor musical es la obra maestra de ingeniería que GoldenEar utiliza para eliminar una cosa desagradable llamada diafonía interauricular, una enfermedad endémica de muchas barras de sonido. Básicamente, esto es lo que sucede cuando el sonido del altavoz derecho se cruza y acaba en el oído equivocado (el izquierdo) y viceversa. Como puedes deducir, este problema se da cuando no hay una separación suficiente entre los canales izquierdo y derecho.
GoldenEar resuelve este problema colocando los woofers exteriores ligeramente más cerca de sus respectivos canales tweeter y luego utilizándolos no como drivers de graves para los canales izquierdo y derecho, sino para lanzar una señal cruzada y desfasada que anula eficazmente el sonido de los canales opuestos. Funciona como por encanto.
Debido a toda esa increíble agilidad musical, la barra de sonido GoldenEar SuperCinema 3D Array lo hace también genial con las películas. Cuando ves en Blu-ray la distópica obra maestra de Terry Gilliam, Brazil, la banda sonora en DTS-HD Master Audio surround, incluyendo la samba de Geoff Muldaur y la versión de Ary Barroso de la canción de 1939 “Brazil”, suena más onírica que nunca. Incluso el ensordecedor zumbido del papel al mezclarse y mecanografiarse en el bullicioso Ministerio de Información, se traslada sin problemas desde la parte frontal a la parte trasera del SuperSats y transmite un innegable sentimiento de estar atrapado en un infierno burocrático.
Así mismo, la secuencia increíble de la caída del café en Inception, con todas las capas de caóticas explosiones combinadas con los gemidos de tonos graves y los sonidos de ballenas, demuestra ser tan aterradora como lo fue en el cine.
A pesar de que la barra de sonido GoldenEar SuperCinema 3D Array fue diseñada para ser utilizada con el SuperSats, incluso en su ausencia, la barra de sonido produce un sonido sorprendentemente rico y orgánico que alcanzó todas las esquinas de la habitación. Por supuesto, no tanto como un auténtico sonido envolvente, pero lo prefiero mucho más que las falsas implementaciones DSP comúnmente utilizadas por otras barras de sonido.
Muy a menudo cuando estás revisando los componentes de un equipo A / V, debe dar evasivas o matizar una recomendación. Quieres ser realista, sabiendo que lo que encuentras no será absolutamente alucinante. El precio es también difícil de conciliar. ¿Qué constituye una buena relación calidad/precio? ¿Cómo o cuándo empujas a la gente hacia un artículo de más caro?
Al final del día, no pude alcanzar una postura completamente libre de riesgos, pero desde luego la barra de sonido GoldenEar SuperCinema 3D Array hizo mi trabajo tan sencillo como pudo. Si estás decidido a comprar una barra de sonido: compra la barra de sonido GoldenEar SuperCinema 3D Array. Punto. Yo definitivamente lo haré.
Este artículo ha sido traducido y adaptado por el equipo de Audio y Cine. Puedes leer el original en este enlace.